¿Has usado alguna vez Google Earth?, Si lo has hecho de seguro que las primeras veces pensaste “¡wao, que herramienta! Es como ir a cualquier parte del mundo, a cualquier sector o cualquier calle en tiempo real desde una pantalla ”
Pues, eso hace Google Earth, nos permite explorar el mundo de una manera virtual impresionante a través de imágenes satelitales y una gran cantidad de datos arquitectónicos.
Tal vez digas, “¡Vaya!, qué increíble es Google, siempre impresionando al mundo tecnológico”. Pero un momento, ¿Sabías que el increíble Google fue demandado en 2014 por que aparentemente había violado la patente del algoritmo en el que se basa Google Earth?
¿Qué? ¿Significa esto que Google no es el legítimo creador de este impresionante sistema de virtualización?
El 7 de octubre de 2021, Netflix estrenó “El código que valía millones”, una miniserie que nos presenta la batalla legal confrontada entre 2 genios informáticos alemanes y la potencia en tecnología Google. Todo lo sucedido dio pie para que Netflix documentara esta interesante y tensa batalla, pero no sólo eso, Netflix también nos muestra a modo de historia y ficción la raíz de esta lucha tecnológica.
¿Deseas un adelanto? Acá te dejamos un bocado
Nace el código que valdría millones
Todo empieza en 1994, cuando unos jóvenes alemanes hackers, reproducen por completo el mundo. Ellos crearon un buscador geográfico fascinante, y su propósito era que cualquier persona pudiera explorar el mundo virtualmente.
Su obra fue tan impresionante que era conocida en ocasiones como “la máquina de Dios” porque tan solo mediante una pantalla las personas podían proyectar cualquier parte del mundo. Podían acercarse de manera virtual a cualquier país, ciudad, calle o incluso hasta observar algún edificio o casa en específico.
El programador inicial se llama Axel Schmidt, quien había estudiado Ingeniería Aeroespacial y poco a poco fue escribiendo el código para sus creaciones visuales. Schmidt junto a su valioso compañero de códigos Pavel Mayer más el diseñador artístico Joachim Schauter y el encargado de contenido Gerd Grüneis, fueron los protagonistas principales de este interesante proyecto.
Para aquel entonces Axel se encontraba en la dividida pero por poco tiempo ciudad de Berlín y es allí donde tras la caída del muro se une junto a Mayer a los jóvenes que ocuparon el emblemático edificio WMF-Haus y más tarde a los del grupo artístico Art+Com, todos ellos en conjunto formaron un equipo tecnológico que impresionaría al mundo.
La máquina más codiciada para un código sorprendente
Cierto día Axel y sus jóvenes compañeros recibieron una fantástica colaboración de parte de la compañía telefónica Deutsche Telekom, que financiaba aquel proyecto digital. Se trataba del ordenador gráfico Onyx, la máquina más codiciada de aquellos tiempos de la empresa estadounidense SGI.
Entre los prototipos del ordenador había un globo terráqueo de gráficos simples, y una malla de líneas brillantes. Schmidt se propuso de inmediato a convertirlo en un mundo de verdad, con mares, continentes, países y hasta accidentes geográficos…
Todo aquello era una fantástica idea, pero se enfrentaría a muchos obstáculos para hacerla realidad y el principal de ellos era cómo lograr pasar una enorme base de datos por una limitada memoria. Además, ¿cómo haría para conseguir todas las imágenes por satélite y fotos aéreas necesarias para recrear hasta la parte más recóndita del planeta?
El ingenioso Schmidt logró desarrollar un algoritmo que resolvía el problema de la enorme base de datos. También poco a poco consiguieron todas aquellas imágenes que necesitaban, y cada vez se fueron uniendo más personas en aquel proyecto al que llamaron Terravision.
Hora de mostrarlo al mundo
En la Conferencia Mundial de las Telecomunicaciones de 1994 celebrada en Kioto (Japón), fue presentado por primera vez Terravision y al año siguiente fue llevado a la cumbre del G-7 en Bruselas.
Al Gore, vicepresidente estadounidense, quedó tan encantado que pidió que le mostraran el sistema que prometía presentar al mundo en una pantalla. Al poco tiempo el proyecto de Axel y sus compañeros ya tenía potenciales compradores, pero hasta el momento no sabían ni qué hacer con él porque sólo se veían cómo un laboratorio del futuro y no un equipo comercial.
Estos jóvenes se adelantaron más de diez años a su tiempo, pero más tarde se sintieron decepcionados por haber sido privados de su merecida fama por nada más y nada menos que la revolución en tecnología conocida como Google.
Sin el código de Axel «Google Earth» no habría nacido
En 2005 Google presentó al mundo “Google Earth”, una total innovasión del mundo digital. Las personas no lo podían creer, ¡todo un planeta suspendido en un espacio virtual! Simplemente era algo novedoso y sorprendente.
Por otro lado, en Berlín los hackers alemanes habían dejado de trabajar en el proyecto de Terravision porque no encontraban nuevos inversores dispuestos a financiar el desarrollo de su creación y Google Earth parecía ser justo el acabado que le hacía falta a Terravision para completar su desarrollo. Pero, ¿cómo podría ser eso posible?
Ellos estaban completamente convencidos de que, sin el código creado por Schmidt, Google Earth no podría ser realidad, en pocas palabras su código había sido replicado sin previo aviso. Así que le hicieron llegar un correo electrónico a Michael Jones, a quien habían conocido 10 años atrás como desarrollador jefe de SGI, y que para entonces trabajaba en colaboración con Google; Jones junto a Brian McClendon (Ingeniero y ejecutivo de software) eran los únicos que les habían confiado a detalles la arquitectura de su software y les recordaron muy amablemente la patente del código con la que ellos contaban para Estados Unidos.
Esperaban de Google algo de reconocimiento y buen dinero
Inmediatamente después de recibir aquel correo, Jones hizo un viaje a Alemania para reunirse con Axel y sus compañeros y conversar sobre una posible cooperación con el proyecto de Google en Estados Unidos. Tal fue la impresión que causó Jones en Berlín, que los alemanes se ilusionaron con que les ofrecieran trabajar directamente en Google o que los recompensarán con buen dinero. Tal vez 2 o 5 millones de dólares esperaban por la patente del código.
Pero los días pasaban y desde que Michael Jones regresó a Estados Unidos Google no daba indicios de nada. Axel y sus compañeros decidieron quedarse con la idea de que al menos los americanos darían reconocimiento público de su trabajo en cualquier momento y que manifestarían cómo Google Earth y junto con el también Google Maps se basaban en el prototipo creado por ellos. Sin embargo nada de eso tampoco ocurrió.
Significó una derrota ante Google, pero se reveló una verdad oculta
En 2014, Art+Com presentó contra Google LLC una demanda por vulneración de patente, y con mucho optimismo reclamaron a la empresa californiana la suma de 700 millones de dólares. Sin embargo en esta lucha de David vs Goliat todo saldría diferente. En 2017 el mundo que crearon aquellos jóvenes berlineses se perdió tras haberse negado una y otra vez sus sólidos argumentos ante los juzgados de Delaware.
Tal vez para este grupo de ingeniosos hackers alemanes quedará por siempre el amargo sabor de la derrota, pero el código desarrollado por Axel Schmidt circula por el mundo entero en medio de muchos sistemas de mapeo y planimetría.
Si te ha gustado este post, compartelo con tus amigos y no olvides ver la interesante mini serie «El Codigo que valía millones».
¿Has usado alguna vez Google Earth?, Si lo has hecho de seguro que las primeras veces pensaste “¡wao, que herramienta! Es como ir a cualquier parte del mundo, a cualquier sector o cualquier calle en tiempo real desde una pantalla ”
Pues, eso hace Google Earth, nos permite explorar el mundo de una manera virtual impresionante a través de imágenes satelitales y una gran cantidad de datos arquitectónicos.
Tal vez digas, “¡Vaya!, qué increíble es Google, siempre impresionando al mundo tecnológico”. Pero un momento, ¿Sabías que el increíble Google fue demandado en 2014 por que aparentemente había violado la patente del algoritmo en el que se basa Google Earth?
¿Qué? ¿Significa esto que Google no es el legítimo creador de este impresionante sistema de virtualización?
El 7 de octubre de 2021, Netflix estrenó “El código que valía millones”, una miniserie que nos presenta la batalla legal confrontada entre 2 genios informáticos alemanes y la potencia en tecnología Google. Todo lo sucedido dio pie para que Netflix documentara esta interesante y tensa batalla, pero no sólo eso, Netflix también nos muestra a modo de historia y ficción la raíz de esta lucha tecnológica.
¿Deseas un adelanto? Acá te dejamos un bocado
Nace el código que valdría millones
Todo empieza en 1994, cuando unos jóvenes alemanes hackers, reproducen por completo el mundo. Ellos crearon un buscador geográfico fascinante, y su propósito era que cualquier persona pudiera explorar el mundo virtualmente.
Su obra fue tan impresionante que era conocida en ocasiones como “la máquina de Dios” porque tan solo mediante una pantalla las personas podían proyectar cualquier parte del mundo. Podían acercarse de manera virtual a cualquier país, ciudad, calle o incluso hasta observar algún edificio o casa en específico.
El programador inicial se llama Axel Schmidt, quien había estudiado Ingeniería Aeroespacial y poco a poco fue escribiendo el código para sus creaciones visuales. Schmidt junto a su valioso compañero de códigos Pavel Mayer más el diseñador artístico Joachim Schauter y el encargado de contenido Gerd Grüneis, fueron los protagonistas principales de este interesante proyecto.
Para aquel entonces Axel se encontraba en la dividida pero por poco tiempo ciudad de Berlín y es allí donde tras la caída del muro se une junto a Mayer a los jóvenes que ocuparon el emblemático edificio WMF-Haus y más tarde a los del grupo artístico Art+Com, todos ellos en conjunto formaron un equipo tecnológico que impresionaría al mundo.
La máquina más codiciada para un código sorprendente
Cierto día Axel y sus jóvenes compañeros recibieron una fantástica colaboración de parte de la compañía telefónica Deutsche Telekom, que financiaba aquel proyecto digital. Se trataba del ordenador gráfico Onyx, la máquina más codiciada de aquellos tiempos de la empresa estadounidense SGI.
Entre los prototipos del ordenador había un globo terráqueo de gráficos simples, y una malla de líneas brillantes. Schmidt se propuso de inmediato a convertirlo en un mundo de verdad, con mares, continentes, países y hasta accidentes geográficos…
Todo aquello era una fantástica idea, pero se enfrentaría a muchos obstáculos para hacerla realidad y el principal de ellos era cómo lograr pasar una enorme base de datos por una limitada memoria. Además, ¿cómo haría para conseguir todas las imágenes por satélite y fotos aéreas necesarias para recrear hasta la parte más recóndita del planeta?
El ingenioso Schmidt logró desarrollar un algoritmo que resolvía el problema de la enorme base de datos. También poco a poco consiguieron todas aquellas imágenes que necesitaban, y cada vez se fueron uniendo más personas en aquel proyecto al que llamaron Terravision.
Hora de mostrarlo al mundo
En la Conferencia Mundial de las Telecomunicaciones de 1994 celebrada en Kioto (Japón), fue presentado por primera vez Terravision y al año siguiente fue llevado a la cumbre del G-7 en Bruselas.
Al Gore, vicepresidente estadounidense, quedó tan encantado que pidió que le mostraran el sistema que prometía presentar al mundo en una pantalla. Al poco tiempo el proyecto de Axel y sus compañeros ya tenía potenciales compradores, pero hasta el momento no sabían ni qué hacer con él porque sólo se veían cómo un laboratorio del futuro y no un equipo comercial.
Estos jóvenes se adelantaron más de diez años a su tiempo, pero más tarde se sintieron decepcionados por haber sido privados de su merecida fama por nada más y nada menos que la revolución en tecnología conocida como Google.
Sin el código de Axel «Google Earth» no habría nacido
En 2005 Google presentó al mundo “Google Earth”, una total innovasión del mundo digital. Las personas no lo podían creer, ¡todo un planeta suspendido en un espacio virtual! Simplemente era algo novedoso y sorprendente.
Por otro lado, en Berlín los hackers alemanes habían dejado de trabajar en el proyecto de Terravision porque no encontraban nuevos inversores dispuestos a financiar el desarrollo de su creación y Google Earth parecía ser justo el acabado que le hacía falta a Terravision para completar su desarrollo. Pero, ¿cómo podría ser eso posible?
Ellos estaban completamente convencidos de que, sin el código creado por Schmidt, Google Earth no podría ser realidad, en pocas palabras su código había sido replicado sin previo aviso. Así que le hicieron llegar un correo electrónico a Michael Jones, a quien habían conocido 10 años atrás como desarrollador jefe de SGI, y que para entonces trabajaba en colaboración con Google; Jones junto a Brian McClendon (Ingeniero y ejecutivo de software) eran los únicos que les habían confiado a detalles la arquitectura de su software y les recordaron muy amablemente la patente del código con la que ellos contaban para Estados Unidos.
Esperaban de Google algo de reconocimiento y buen dinero
Inmediatamente después de recibir aquel correo, Jones hizo un viaje a Alemania para reunirse con Axel y sus compañeros y conversar sobre una posible cooperación con el proyecto de Google en Estados Unidos. Tal fue la impresión que causó Jones en Berlín, que los alemanes se ilusionaron con que les ofrecieran trabajar directamente en Google o que los recompensarán con buen dinero. Tal vez 2 o 5 millones de dólares esperaban por la patente del código.
Pero los días pasaban y desde que Michael Jones regresó a Estados Unidos Google no daba indicios de nada. Axel y sus compañeros decidieron quedarse con la idea de que al menos los americanos darían reconocimiento público de su trabajo en cualquier momento y que manifestarían cómo Google Earth y junto con el también Google Maps se basaban en el prototipo creado por ellos. Sin embargo nada de eso tampoco ocurrió.
Significó una derrota ante Google, pero se reveló una verdad oculta
En 2014, Art+Com presentó contra Google LLC una demanda por vulneración de patente, y con mucho optimismo reclamaron a la empresa californiana la suma de 700 millones de dólares. Sin embargo en esta lucha de David vs Goliat todo saldría diferente. En 2017 el mundo que crearon aquellos jóvenes berlineses se perdió tras haberse negado una y otra vez sus sólidos argumentos ante los juzgados de Delaware.
Tal vez para este grupo de ingeniosos hackers alemanes quedará por siempre el amargo sabor de la derrota, pero el código desarrollado por Axel Schmidt circula por el mundo entero en medio de muchos sistemas de mapeo y planimetría.
Si te ha gustado este post, compartelo con tus amigos y no olvides ver la interesante mini serie «El Codigo que valía millones».